Ramón Rivera Moyapadmin

Por Enrique Blanco Llaneza

RAMON RIVERA MOYA

Hoy quiero escribir sobre mi pueblo, Placetas, La Villa de los Laureles. Enclavada casi en el mismo corazón de Cuba, mi amada patria se levanta  gallarda, erguida, triunfal,  a seiscientos cincuenta pies sobre el nivel del mar. Mi pueblo por su posición geográfica es fresco en el verano y frío en el invierno, pero también próspero y  floreciente en figuras prominentes en todos los aspectos. Voy  a destacar  a algunos de ellos.

En  el campo político tuvimos al Dr. Miguel A. Suárez Fernández que poseía gran capacidad de líder y parlamentario brillante como el que más en su época,  destacándose en el Senado de  la República al ser elegido  por  la provincia de Las Villas. Fue Presidente del Partido Revolucionario Cubano Auténtico, Ministro de Estado y en una ocasión,  aspirante a la nominación para ser elegido Presidente de la República de Cuba.

Durante el período Republicano Placetas estuvo representada  en la Cámara de Representantes por estos distinguidos coterráneos: Dres:Alberto Barttlet Wilson, Pastor del Río Carrillo, Fernando Fernández Martínez, José Ramón Camejo Acosta,  y Jesús Villa  Suárez.

En el Poder Judicial se destacaron los siguientes: Dr. Raúl  Blanco Laredo que fue prestigioso Magistrado de la Audiencia de Santa Clara y del Tribunal Supremo de la República quien  por su capacidad  jurídica honró el Poder Judicial Cubano. Como jueces, también  sobresalieron en la Judicatura cubana los  Dres: José María Monzón  Ribera, Rigoberto Valdés Cruz,  Julián Trull y Juan Pujol Balmaseda.

Tenía mi pueblo una distinguida  y competente Clase Médica que incluía a los siguientes galenos: Manuel Fernández Consuegra y su hijo, Leonardo Fernández Cárdenas, Joaquín Pujol Izquierdo, Marino Ruiz Morel, Oscar Valdés Cruz , Percy López Capestany,  Charles Rodriguez Dod, Carlos  de Lejarza Ribera, Pedro y Arturo Choy Chiong, Angel A. Alzugaray  y su hijo Manuel M. Alzugaray, Eloy Padrón y su hijo Eloy Padrón Ruiz, Alberto  Barttlet Wilson,  ya mencionado más arriba, Casimiro García Jaramillo, Isidoro Sánchez Perales,  René Fernández López, Alejandro  Garabito Pérez,  Luis y José Chao Cáceres, Manuel y Ricardo Coro Suárez, Pedro Rodríguez Fernández, Sergio García Sánchez, Gastón Sánchez Marquet, Francisco y Oreste Castillo Sánchez, Ignacio Asterio Alpízar, Silverio y Raúl Valdés Cruz Oliva,  destacado ginecólogo que ejerce su profesión en West Palm Beach, Florida.

En el campo de la Abogacía talentosos  abogados  y notarios tales como los Dres: Antonio Asencio Ramos, Ponciano López Morales,  José Alberto Rodríguz Dod, que llegó a ser Jefe de la Moneda en el Ministerio de Hacienda durante la época de la República, Pablo López Capestany,  Benito Alvarez Duarte y su hijo Silvio Alvarez García, Wilfredo Rojas Cárdenas, Wilfredo  Rodríguez Martínez, Antonio Rodríguez Pérez, y su hijo Marco Rodríguez, Gastón Fernández de Cárdenas, el primero  y único Registrador de la Propiedad que ha tenido Placetas. Además, los Procuradores Públicos: Don Tomás Hernández y Pérez de la  Mesa, padre del polifacético artista Rosendo Rosell, Mario Bernardo Aviñó Monteagudo, Pedro Intento García y el que suscribe Enrique Blanco Llaneza.

En el sector de la Agronomía se destacaron los Ingenieros Agrónomos José García Inerárity, José Manuel Blanco Llaneza, Alberto Barttlet Camejo y Manuel González Alfaro.

En la rama militar tuvimos al General  José de Jesús Monteagudo Consuegra, que nació en Placetas pero  creció y vivió en la ciudad de Santa Clara,  capital de nuestra provincia. Fue su ayudante  el  general de la Guerra de Independencia :Lino García Inerárity. En el ejército constitucional  se destacó como Capitán Auditor, el Dr.Genaro Martínez de Villa Rojas.

Como Contadores Públicos se graduaron  por la Universidad de la Habana  Raúl Pujol Izquierdo, Pedro Herrera Carbonell y Gutman Skrande Wamber.

Del grupo de  los alcaldes placeteños voy a mencionar entre otros, al Coronel de la Guerra de Independencia, Alberto Rojas Espinosa, que fue el primer Alcalde que tuvo Placetas al iniciarse la República. A José Manuel Suárez, una figura legendaria de mi pueblo, Raúl Alberich, Ramón Ribera Moya, Dr. Fernando Fernández Martínez, Dr.Isidoro Sánchez Perales,  Dr. José Ramón Camejo Acosta, el Dr. Agustín  Martínez de Villa Rojas y Don Felix Castellón.

Cabe destacar que entre ese grupo de Alcaldes honestos voy a escoger  uno  por su ejecutoria y lazos  sanguíneos,  lo que no implica  que yo desdore  a los demás. Me refiero  a Ramón Ribera Moya, nacido en Placetas,  en época muy temprana,  de una familia de bajos recursos económicos,  cuando la enseñanza escolar  estaba en pañales, lo que no fue óbice para que con su trabajo y esfuerzo personal lograra  una sólida fortuna.

Durante su paso por la Alcaldía de Placetas, dejó su obra esculpida  en láminas lapidarias  que han quedado para la posteridad.   Cuenta en su haber la construcción del edificio de la Alcaldía y la Jefatura de la Policía. Agrandó el Parque Casallas, construyó el Paseo Martí y allí  erigió en su centro, una estatua de José Martí, el Apóstol de nuestra  Guerra de Independencia. Construyó el Teatro Caridad para honrar el nombre de la autora de sus días y como atributo a su apellido  el Hotel Ribera. Fue un destacado bombero que perteneció al cuartel  que lleva su nombre en nuestra querida Villa de los Laureles. Repartió todos los meses su sueldo de alcalde  a los mendigos  que se aglutinaban frente al edificio de la Alcaldía, y cuando cesó como alcalde,  repartía la limosna todos los sábados frente a la  puerta de su casa. Con  este gesto hizo  buenas las palabras de León Tolstoi: «Mientras haya  pan en casa de los ricos, los pobres no morirán de hambre.»

Los que tuvimos el orgullo  de ser parte de su vínculo familiar, sentimos el placer y la satisfacción de haber estado ligado a un hombre bondadoso, hijo legítimo de  Placetas  que nació, creció y dejó de existir en su  querido pueblo.

Estos que he mencinado tienen,  como seres humanos,  sus defectos y sus virtudes, así como sus  admiradores y sus detractores. Para los admiradores vaya este proverbio Martiano: «El sol con ser el sol, tiene sus manchas; los agradecidos ven la luz y los desagradecidos ven las manchas.»  A los detractores que lanzan el dardo venenoso de la calumnia y la infamia,  dedico este poema:

Vil la calumnia declara
el  labio que la profiere
porque es el arma que hiere
al mismo tiempo que la dispara.

Y los que no he mencionado por sus nombres e hicieron de su profesión un sacerdocio, y otros que en su carrera política dejaron una imagen digna de toda loa, les ofrezco estos versos:

Puede una gota de agua
Sobre una diamante caer
Y puede también de ese modo
Su fulgor obscurecer
Pero  aunque el diamante todo
Se encuentre de fango lleno
El valor que lo hace bueno
No perderá ni un instante
Y ha de ser siempre diamante

Por más que lo manche el cieno.